Karina
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Poemas 2

 

Rondando
© Karina Luna
(No. 4, mayo 1999)

Sentimientos fluyendo por los poros,
sudores fríos que nada temen,
pequeñas palabras que no dicen
y sólo esperan el don complaciente.

Sentir las manos 
rápidas y curiosas,
recorriendo los caminos
sobre ríos y valles,
oliendo las hojas secas
de un otoño nunca olvidado.

Sentir los labios,
agresivos y candentes,
fluyendo como sabios
bajo el velo azulaceo,
volando el vuelo más alto
sobre el cual se depositan
los ojos, el cuello y el tacto.

Sentir la música
entre acacias y geranios,
metiéndose en las penumbras
de roca y cuevas furtivas
elevando las caricias
a un mundo visionario,
a un lugar imaginario.

 

Amar Kemel
(Luna llena)

Amiga de plata
ilumina el camino
para hallar la nave
que me lleve contigo.

Corazón de aurora
acaricia mis playas
para ver las estrellas
y volverme blanca.

Canto de conchas
refleja la belleza
para amar al hombre
bajo la lluvia de ámbar

UN HOMBRE
(Viviendo de fantasIa)
17 de octubre de 1997
 
Existe un hombre
que sabe todo
sobre los colores.

Vive del agua y del aire
y de la caricia eterna
lejana y distante.

Ríe entre sueños
náufraga por mares de soles
y viste de estrellas radiantes.

Existe un hombre
con vuelo de paloma
hecho de misterio y aire.

Tiene en la boca
la palabra exacta
para sonreír en cada tarde.

Y calma su sed infinita
con luceros y estrellas
y baja del cielo ángeles.

Existe un hombre,
que las nubes pintaron
de azul su coraje.

En su viaje imposible
besa a la noche
y mira al cielo distante.

Sus ojos
inútiles y lastimados
estarían conmigo.

Si supiera conducirme
en lo alto
de mi camino.

 
Pasa
7 de agosto de 1998
 
 
Pasa que te pienso
              te siento
              te huelo
a veces te oigo
en las paredes

Pasa que vivo
sintiendo
y a veces desparezco
     muriendo

El viento
ya no me consuela
solo me trae
tu recuerdo

Pasa que la razón
no es suficiente
pasa que la memoria
me vuelve loca
pasa que te extraño
y tú
                 vives
                 sueñas
                 respiras
al igual que yo
pero no
con el mismo sol.

El hombre

Al que hoy, existe.

 
Siendo una tarde lluviosa
primaveral
                  oyéndote.

Contra la ciudad
             el sol
             el viento
en contra de mis ojos:
                                      te amo.

Existe el más allá
de puertas y estaciones
de ventanas y esquinas
con lo que puedes ser
                   lo que eres
                  lo que fuiste
en la noche fantástica
                              de un otoño.

Y como río,
        atravesaste
dolores y amarguras,
los sueños muertos
y la boca de la lluvia
             el tiempo
             el viento mismo.

Te recuerdo visiblemente
  tus pasos
  tu sombra,
tu risa en el pasillo
                tus manos
tecleando
             maravillas,
                         caricias,
                                   sueños,
                                            alegrías.
Veo en tu desnudez clara
       los años
tu piel
            vestida
                         de tristeza
y tu luz
   viva.

Fuiste y eres
                       dulce,
tercamente tierno
como un fantasma
   que vive
                               como si nada.
Beso tus ojos
                aún
                                grito tu nombre
    entre recuerdos.
Vivirte es hablar
                 con mi futuro,
                 el ayer
                mi hoy.

 

Renacimiento
© Karina Luna
(No. 4, mayo 1999)

Tengo el corazón abierto
pequeño trozo de memoria
recuerdos olvidados
con logros compartidos
                          y fracasos.

Tengo el corazón limpio
lleno de buenas esperanzas
con caricias rotas
pero siempre un nuevo mañana.

Alcanzo paraísos fantásticos
viviendo sueños
y                        como todo
cambia
y el tono de melancolía vuelve.

Príncipes azules
vidas llenas de rosas
            viejas fantasías
                       puras mentiras.

Realidades que voy persiguiendo
para plantarme en mi tierra
y beber el agua.

Renacer.

Acaso
Julio de 1998
 
Una pregunta me has hecho:
¿Me amas?
Acaso,
¿no te lo han dicho?,

¿No has visto a mis nubes
pintando tu cuarto,
o mi espalda amortajada
recostada en tu almohada?

Acaso, ¿no has visto
mi luz que te proteje,
o las estrellas que brillan
en cada verso que escribes?

Acaso, ¿no has sentido
mis miradas que te siguen
aunque estando tan lejos
tal vez el mar las disipe?

Acaso, ¿no has olido
el perfume de las rosas,
que te regalo en cada noche
junto con perlas y risas?

Que acaso, ¿no te lo dice
mi negrura obscurecida,
mis llanuras tornasoleadas,
y mi río constante?

Si no te has dado cuenta,
todo esto te doy, para
que al hacerte esta pregunta,
tú ya sepas la respuesta.

Una mirada a la Luna

        a tí, que eres mi ángel.


Si vieras a la luna que te ilumina,
verías la cara de la niña amada,
que te siente en todo momento
y que comparte contigo, todo su tiempo.

Si vieras a la luna que brilla,
verías la sombra de mis pasos,
que al mecerse en su cuna,
sienten tus abrazos.

Si vieras a la luna plateada,
no necesitarias quitarle nada,
solo entraría su reflejo,
lleno de estrellas y luceros.

Si vieras la luna,
como yo la veo,
no estarías llorando,
sino sonriendo.

Tarde

Lluvia cae
cual lágrimas
       del cielo
confundidas
                en el rostro
      y el tulipán.

Viento viaja
llevándose recuerdos
                  de caracolas
arrastra
   alegría
  libertad.

Tira el sol
luces moradas
  pintura
y miradas
y azules
y amarillos.

Cantan las olas
  armonía total
  salados tus ojos
                              mi boca
                              la tarde
                              y mi mar.

Me enamoré de un poema.
10 de agosto de 1998

               
Para el Rey Baltazar

Me enamoré
de un poema,
de su ritmo
y su frescura,
de sus imágenes
y de sus palabras.

Me enamoré
de un poema,
de su negrura
y a veces
de su claridad.

Me enamoré
de un poema,
de su verdad
y también
de su falsedad.

Me enamoré
como cualquiera,
de un poema
triste y solitario
que me decía
mi verdad.

Me enamoré
perdidamente,
y así perdí
enamorarme
de un hombre
de verdad.